Últimamente escucho hablar mucho sobre el déficit de atención de los niños, no sólo en el colegio sino en su vida cotidiana. La falta de interés, el no concentrarse en lo que hacen o en lo que los padres les decimos, se ha convertido en un problema que se ha normalizado.
¿Os habéis dado cuenta que no damos tiempo a nuestros hijos a aburrirse? Recordad situaciones como comidas con amigos, viajes, sala de espera del médico que siempre lleva una hora de retraso… Antes de que nuestro hijo diga “me aburro” ya tiene en sus manos el móvil, la tablet o cualquier dispositivo electrónico. Su mente ya no trabaja, ni imagina juegos nuevos, o inventa historias en su cabeza. Se lo damos todo hecho y nuestros hijos necesitan estimular su cerebro, desarrollar su mente y ser creativos.
Las técnicas de Mindfulness pueden ayudar a solucionar estos problemas. Si todavía el concepto os suena lejano o lo habéis escuchado pero no tenéis muy claro de qué se trata, os diré que consiste en prestar atención a pensamientos, emociones, sensaciones corporales y al ambiente que nos rodea. La atención se enfoca en lo que se percibe.
No sólo es útil para los adultos, que a veces queremos hacer 5 cosas a la vez, y terminamos haciendo 3 y dejándolas a medias sin ser conscientes de ello. Mindfulness está muy aconsejado para los niños aportando unos beneficios increíbles.
- Mejora el aprendizaje, la atención, la creatividad y el rendimiento académico.
- Aprenden a concentrarse mejor e ignorar las distracciones.
- Les ayuda a regular sus emociones, a encontrar la tranquilidad y el equilibrio cuando se sienten enfadados, angustiados y molestos.
- Se sienten más seguros de ellos mismos, mejorando su autoestima.
- Son capaces de ver lo que sucede en su interior, en su exterior, en los demás y en su entorno.
- Se vuelven más compasivos y amables, no sólo hacia ellos mismos sino también hacia los demás.
- Mejora la paciencia, la empatía, la alegría por el bienestar de los demás o la ecuanimidad.
¿Cómo realizar ejercicios Mindfulness con los niños?
Existen centros especializados donde los niños pueden poner en práctica estas técnicas, pero si no tienes ninguno cerca, te explico algunos ejercicios que puedes hacer con tu hijo e ir viendo los resultados.
- Toca una campana y pídele a tu hijo que escuche atentamente el sonido y que levante las manos cuando ya no oiga nada, cuando el sonido haya desaparecido completamente.
- ¿Os convertís en astronautas que van a visitar otros planetas y a descubrir cosas nuevas? Ofrécele una pieza de fruta y pídele que te la describa con los 5 sentidos pues jamás habéis visto cosa igual: cómo es ese alimento, que forma tiene, cuál es su color, si pesa, si es blando o duro, si huele a algo, a qué sabe, si hace algún sonido en la boca, etc…
- ¿Qué tiempo hace hoy? Sentaos cómodamente, cerrad los ojos y tomaos un tiempo para descubrir cómo os sentís en este momento. ¿Qué tiempo está haciendo por dentro?. Dile que observe si brilla el sol y se siente relajado, o si hay nubes y está a punto de caer un chaparrón, o quizá si hay una tormenta. Pídele que observe de forma amable y curiosa el tiempo que hace por dentro e indícale que es simplemente lo que hay, puede ser que en otro momento del día cambie, pero ahora es como es, y así está bien.. Los estados de ánimo cambian como cambia el tiempo, pasan por sí mismos y no hay que hacer nada para ello.
- ¡Convertiros en ranas!Este es un animalito que puede dar grandes saltos pero también puede quedarse muy quieto, observando todo lo que pasa a su alrededor pero sin reaccionar de inmediato, respirando con mucha calma. Su tripa se hincha cuando entra el aire y se deshincha cuando sale el aire. Sentaros a respirar como la rana, así, la ranita no se cansa y no se deja arrastrar por todos los planes interesantes que se le pasan por la cabeza. Durante un rato vamos a estar quietos como una rana, notando como la barriguita de abulta un poco y después se hunde otra vez.
Para poner en práctica estos ejercicios, los expertos recomiendan:
- Elegir 2 o 3 días por semana, siempre a la misma hora. Para los más pequeños, con 4 o 5 minutos será suficiente. A partir de 6 años entre 5 y 15 minutos, dependiendo de la actitud del niño
- Haz las actividades en un sitio donde él se sienta cómo y tranquilo, donde no haya interrupciones y se pueda relajar y concentrar en lo que hacéis. Piensa que son niños, y que las actividades tienen que resultarles divertidas, es como una aventura pero de forma relajada.
- Si ves que un ejercicio le gusta de manera especial, repítelo. Aunque sea el mismo, el resultado no tiene por qué ser igual.
- A ellos les pasa como a nosotros. Hay días que están más motivados y la práctica saldrá genial, pero otros estarán tensos y distraídos. Los niños se tiene que dar cuenta de cómo están, cómo se sienten y tienen que aceptar las cosas como son.
- Cuando termines un ejercicio pregúntale que le ha parecido, como se siente y si le ha gustado. A lo mejor no quiere decirte cómo se siente… no importa, respeta su decisión. Seguro que la próxima vez te lo cuenta sin problemas.
Todos, niños y adultos, deberíamos poner en práctica los ejercicios de Mindfulness.
¿Probamos?